Respuesta a Andrés Ochoa

Antes que nada, Andrés, se me cae la cara de vergüenza. ¡3 años han pasado para que responda tu correo! No lo puedo creer; ¡se va tan rápido la vida! Pero, como bien dice el dicho, más vale tarde que nunca. Tenía el pendiente de responderte y lo posponía y posponía por cosas más urgentes, hasta que por fin ahora -muy tarde, la verdad- me doy el tiempo de intentar responder tus dudas de fe y, de pasada, a los cuestionamientos críticos a la fe que elabora tu amigo.

Voy a intentar ir contestando, desde mi propia perspectiva, las siguientes preguntas que planteas:

  1. ¿Es la narrativa cristiana sobre Jesucristo una simple copia de otras tradiciones religiosas, con origen astrológico, que se remontan al antiguo Egipto? Respecto al video que me envías, creo que es plenamente rebatido por el siguiente texto: https://danteaurbina.com/tres-grandes-falacias-de-la-teoria-de-que-el-cristianismo-es-una-copia-de-las-religiones-paganas/?fbclid=IwAR3GunKzphQnXHzqAtGJyC3TrusOhmMb46lW2gYrAZ1mBg1RMyjb9vWZV04    Una observación básica, previa a la réplica elaborada por Dante Urbina en su artículo, con base en las 3 falacias que se observan en este discurso: las otras narraciones -sin entrar a juzgar si son originales o no- son míticas; es decir, no se puede precisar su tiempo histórico. Jesús, en cambio, sí es un personaje histórico, no mítico. Sí nació en el contexto de un censo mandado a hacer por el Emperador Romano Augusto en Belén -que sí, significa “casa del pan”-, un pueblo real que todavía existe. Sí murió en la Cruz bajo el mandato de Poncio Pilatos, personaje real, como Jesús, del que tenemos documentación histórica. Y sí resucitó, de lo contrario no se entiende cómo 10 pescadores y un recaudador de impuestos, analfabetos e iletrados, sin tener una personalidad marcadamente religiosa -como Buda o Mahoma- hayan podido dar origen a una religión universal, muy difundida ya al final del siglo I de nuestra era.
Horus
  1. Paso ahora a desarrollar las 3 falacias siguiendo a Dante Urbina:
    1. Falacia de premisa falsa o indemostrada: ¿dónde está tu evidencia documentada fiable para hacer tal afirmación? ¿Es sólo un video de YouTube? ¿No hay nada más serio o académico? Se requieren citas textuales y directas de documentos antiguos. La carga de la prueba la tiene quien afirme cosas descabelladas, como que la historia de Jesús es un refrito tardío de la de Horus (cuando no hay ninguna prueba de que hayan tenido comunicación o influencia entre la cultura egipcia antigua en la Palestina de Jesús, del tiempo de la dominación romana. Hay, simplemente, un hueco de 3000 años y una distancia de 1000 km, que es preciso explicar.
    1. Falacia post hoc: que un hecho haya sucedido antes que otro no explica de por sí que el primero sea la causa del segundo. La racionalidad y la tendencia espiritual es característica común de todos los hombres, civilizaciones y culturas.  Luego, es natural que encontremos similitudes en ciertas cosas básicas y generales.
      1. Por ejemplo. Los asirios y los árabes descubrieron cada uno el álgebra por su cuenta -Leibniz y Newton el cálculo cada uno por su cuenta-, sin que haya habido influencia mutua o contacto entre ellos (1000 años separan a los asirios de los árabes).
    1. Falacia de “Falsa Analogía”. Ya entrando en las historias comparadas, tienen diferencias notables, no meramente superficiales sino sustanciales. Osiris no resucitó, lo partieron en 14 pedazos y luego se juntaron 13 de ellos y fueron vueltos a pegar por la diosa Isis: Nada que ver con la resurrección de Jesús.
    1. Horus de Egipto: En la Enciclopedia Británica no se dice nada de lo que afirma el video sobre Horus: Cfr. https://www.britannica.com/topic/Horus
    1. Attis de Frigia. Cfr. https://www.britannica.com/topic/Attis: claro ejemplo de Falsa Analogía.
    1. Krishna de la India: La Enciclopedia Británica no dice nada de lo que afirma el video: Cfr. https://www.britannica.com/topic/Krishna-Hindu-deity
    1. Dionisio de Grecia: Tampoco en esta enciclopedia se dice nada del dios Dionisio que avale lo que señala el texto: https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10327/dioniso/
    1. Mitra de Persia: “A pesar de que a menudo se considera al Mitra romano y su culto como precursores y modelo para Jesucristo y el cristianismo, no hay ninguna evidencia histórica que respalde esa afirmación.” Cfr. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10029/mitra/. Como puedes ver, una sencilla búsqueda muestra cómo este texto es tendencioso.
  2. Sobre la historicidad de Jesucristo: https://www.facebook.com/watch/?v=252886368589432  En este video César Vidal deja claras una serie de cosas que refutan la descabellada hipótesis de que Jesucristo no existió:
    1. Primero que, los Evangelios, sin ser una biografía en el sentido moderno (con su aparato crítico y todo), sí constituyen una biografía de corte helenístico, acorde con el momento histórico en el cual se redactaron (s. I de nuestra era). Lo cual no deja de ser lógico: lo extraño sería que fueran una narración histórica según los cánones de los siglos XIX y XX, y no según los del siglo I (sería ello suficiente para documentar su impostura).
    1. Las fuentes permiten cimentar la historicidad de Jesucristo, no tanto como Julio César o Nerón, pero sí más que Sócrates, Platón o Aristóteles. Es decir, si ponemos en duda la existencia de Jesús, con mayor razón tendríamos que tenerlas en la existencia de los tres más grandes filósofos griegos, lo cual, a todas luces, no es racional.
    1. Las fuentes evangélicas y cristianas no pueden simplemente rechazarse porque sí. Tienen elementos históricos invaluables. A ello se unen los testimonios de Plinio el Jóven, Tácito y Suetonio. Luego las fuentes judías como Flavio Josefo, que no pueden ser descalificadas en bloque, pero “la madre del cordero” -en expresión de César Vidal-, está en las fuentes judaicas, tanto del Talmud como fuera de él que, si bien son rabiosamente anticristianas, vienen a corroborar muchas de las afirmaciones de los evangelios:
      1. Que Jesús pretendía ser el Mesías
      1. Que hizo milagros.
      1. Que tuvo 12 discípulos o apóstoles. El nombre de algunos de ellos, como Mateo
      1. Que relativizaba la Torah
      1. Que volvería a venir.
      1. Que murió en una Cruz
      1. Que fue procesado por la autoridad romana, previa instrucción judicial hecha por la autoridad judía, etc.
  3. Es falso que el “Testimonio Flaviano” (del historiador Flavio Josefo) sea falso o no sea considerado auténtico por la alta crítica (como menciona César Vidal en el video de Facebook). Puedes ver el estado de la cuestión en una fuente tan común y sencilla como Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Testimonio_flaviano
  • ¿Qué tan antigua es la fuente histórica del Antiguo y Nuevo testamentos para la comprobación de los hechos de Jesús, es suficiente la Biblia? y ¿Qué diferencia a la Biblia para ser un texto sagrado y no un texto histórico, o en qué punto podría ser ambos? La Biblia es un libro que recoge una tradición oral precedente y que se escribió a lo largo de un milenio, es decir, desde el siglo IX a.C., hasta el siglo I d.C. Y sí, si le damos un valor especial es por cuestión de fe. La Biblia es un libro para ser leído en la Iglesia y presupone la fe, como clave para decodificarla, comprenderla, interpretarla y transmitirla. Ciertamente es un pequeño gran milagro el que haya llegado a nosotros prácticamente intacta, es decir, siendo el texto actual bastante cercano a los textos originales, habiéndosele añadido o quitado muy pocas cosas a lo largo de los siglos. Sobra decir que es el libro antiguo que mejor y más íntegramente se ha conservado desde la antigüedad. Es decir, tenemos más certeza de la Biblia que de las obras de Platón o Aristóteles (certeza de que la versión que ahora manejamos concuerde con la versión original). La biblia utiliza varios géneros literarios, uno de ellos es el histórico, pero no todo lo que dice la biblia es histórico. Ahora bien, para definir que partes sí y cuales no, es preciso entrarle a estudiar la biblia. Si te interesa el tema, puedo recomendarte algunos libros.
  • «La historia la escriben quienes ganan». Bueno, es cierto, pero a lo largo de la historia el cristianismo ha ganado y perdido muchas veces: perdió durante los 3 primeros siglos de abierta persecución religiosa, triunfó durante el siguiente milenio, volvió a perder al fragmentarse primero con los ortodoxos, luego con los anglicanos y protestantes. Volvió a perder en la Revolución Francesa y, a partir de ahí, no ha levantado mucho la cabeza. Con lo cual, si nos atenemos a tu máxima, creo que habría que darle la razón al cristianismo, porque, aunque venció durante 1200 años (del 312 a 1517), no levanta la cabeza desde 1789 -y aún antes, con la Ilustración-. Así que, hoy por hoy, no es la narrativa ganadora, que narra la historia a su conveniencia, sino más bien todo lo contrario, una prueba de ello es tu mismo amigo que se ha dejado engañar por la narrativa dominante.
Revolución Francesa
  • La afirmación: “la divinidad de Jesucristo se definió en el concilio de Nicea. Aquí es donde él está firme en su razonamiento de: los humanos acordaron la divinidad de Cristo y no Dios». Es simplemente falsa, denota un absoluto desconocimiento de cómo fueron los hechos y cómo funciona la teología. La divinidad de Jesucristo está claramente expresada en los textos de san Juan y en las cartas de san Pablo (es decir, desde el siglo I). La práctica litúrgica de la Iglesia siempre la había confesado, por ejemplo, en la fórmula del bautismo. Lo que sucede es que nunca se había puesto en duda, hasta que Arrio, antes del Concilio de Nicea, lo hizo. Nicea no inventó una doctrina nueva, simplemente levantó acta de lo que se había creído desde el principio del cristianismo, que jamás había sido puesto en duda hasta ese momento, es decir, que Jesús es Dios.
Concilio de Nicea, 325 d.C.
  • ¿Hay manera de dar un argumento que pueda corroborar la divinidad de Jesucristo sin necesidad de poner la fe de por medio? No la hay. Para creer, se precisa la fe. Se puede demostrar que Jesús existió, y que lo que nos narran los evangelios es bastante verosímil. Se puede sostener que, sin la resurrección de Jesús no se entiende el surgimiento de la Iglesia ni su extensión ya a finales del siglo I por todo el imperio romano y de forma tan capilar. Pero no se puede demostrar. Si se demostrara, se haría superflua la fe. La fe exige humildad, pues no se puede sentar a Dios en el banquillo de los acusados, porque “Dios rechaza a los soberbios y a los humildes da su gracia”. Puede alguien decir: pues si no me lo demuestras, no creo. Pero si cree sólo a la demostración, entonces no cree, sino que simplemente sabe. Yo no creo que 2 + 2 es igual a 4, lo sé. Ahora bien, no creer algo -en este caso en Jesús- simplemente ratifica mi libertad, don dado por Dios al hombre, de permanecer en el error, porque, en este caso, la verdad está en el acto de fe: Jesús sí es Dios, resucitó.
  • La Biblia bebe de otras fuentes precedentes, como pueden ser, fundamentalmente, las sumerias y babilónicas. No hay que olvidar que Abraham provenía de Ur, ciudad de Caldea. Esa era su cultura madre, y el judaísmo se formó a partir de ahí. Ahora bien, si en parte “plagió” algunos de los relatos, lo hizo despojándolos de los elementos politeístas que tenían en el original babilónico. Así fue con el relato de la creación de Adán o con el del diluvio, el cual, la coincidencia de todas las culturas antiguas en ese evento, no hacen sino confirmar lo que dice la Biblia por diversas fuentes. Es decir, la biblia toma elementos de otras tradiciones, pero los purifica de sus características politeístas o idolátricas. Así, por ejemplo, los caldeos creían en los ángeles, como aparece también en la biblia. Pero que los babilonios hayan creído en los ángeles no significa que estos sean un mito, un invento o que sea falso. De hecho, no lo es, al estar asumido por la biblia, no así otras muchas supersticiones caldeas que no fueron introducidas en ella, como, por ejemplo, la astrología. Algo análogo pasa con la Iglesia. En su larga historia se ha servido del proceso de inculturación para transmitir la fe. El ejemplo más acabado de inculturación lo tenemos aquí en México, con la Virgen de Guadalupe. Uno de los primeros ejemplos de inculturación fue precisar la fiesta del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, coincidiendo con la fiesta del dios Mitra, divinidad que andaba de moda en Roma en el siglo I. Sencillamente fue cristianizar una fiesta pagana, eso la Iglesia lo ha hecho repetidamente a lo largo de su historia, para que no pareciera que la fe era extraña a la cultura en la que se predicaba, sino, por el contrario, fruto de llevar a su plenitud aquella vieja cultura en la que se creía.
  • ¿Cómo se definió qué evangelios eran legítimos y cuáles eran apócrifos? ¿fue a conveniencia o fue inspiración divina, y si sí, cómo comprobarlo? Lo definió la Iglesia en Roma (Decreto del Papa Dámaso I, 382 d.C.), y en varios concilios del norte de África, en concreto en Cartago (397 y 419 d.C) e Hipona (393 d. C) a finales del siglo IV, porque había dudas sobre la canonicidad -es decir, si eran inspirados- algunos de los libros -los cuales se conocen ahora como “deuterocanónicos”-. El criterio que se utilizó viene más o menos a ser el siguiente: ¿Cuáles fueron los libros que desde el principio e ininterrumpidamente se han utilizado en la liturgia en todas las Iglesias, es decir, desde la Iglesias de Etiopía a las de Mesopotamia, de las de Hibernia (Irlanda) a Marruecos? Pues esos son los canónicos. Los evangelios canónicos son, además, muy próximos a la vida de Jesús -excepto el de Juan-, pero todos son más antiguos que los apócrifos, y tuvieron difusión en toda la Iglesia, no así los apócrifos que tuvieron más bien una difusión local y venían, con frecuencia, a ser una manera de dar sustento a determinadas teorías heterodoxas, cuando no heréticas.
  • Es verdad que porque somos creados a “imagen y semejanza” (cfr. Génesis 1, 26-27) de Dios, tenemos libertad, pero tu amigo no tiene ni idea de lo que significa la “imagen y semejanza”, ni de cual sea el constitutivo último de la libertad. Si quieres una reflexión profunda sobre lo que es la libertad en Dios, puedes ver este video: https://www.youtube.com/watch?v=i1AgMLKcAZY&list=LL&index=44&t=36s
  • La imagen y semejanza se dan porque Dios es Espíritu y nosotros tenemos una dimensión espiritual, la cual se manifiesta en que tenemos alma, inteligencia y voluntad y, por ello, la libertad y la capacidad de amar. El sentido de la libertad no está, fundamentalmente, en la capacidad de elegir, sino en la de amar. Los que se salvan y gozan ya de Dios en el cielo no pueden elegir otra cosa, pero no dejan de ser libres; Dios no puede elegir otra cosa -y mira que es Omnipotente- y no por eso deja de ser libre. El sentido último de la libertad no es elegir, sino amar. La elección viene dada por la limitación de nuestra condición creatural -sometida al espacio y al tiempo-, pero finaliza con nuestra vida, una vez esta acabe, se acaba nuestra posibilidad de elegir, más no nuestra libertad.
  • Decir que Dios puede elegir el bien y el mal es simplemente estúpido, es decir que un círculo puede ser un cuadrado. Este argumento lo único que demuestra es la escasa formación filosófica del que lo formula (es un ad hominem, lo sé, pero es que lo evidente no se demuestra, simplemente se muestra).
  • El mal no entró en el mundo por Dios. Dios no creó el mal. El mal no tiene una consistencia en sí mismo. Ontológicamente hablando es, simplemente, la privación de un bien debido: la ceguera es privación de la vista, la muerte de la vida, la enfermedad de la salud. El mal entró en el mundo por la libertad de las creaturas libres, primero los ángeles y después el hombre. El mal no es original -no estaba en la creación recién salida de la Mano de Dios- ni definitivo, no existirá en los “Cielos Nuevos y en la Tierra Nueva”, es decir, al final de los tiempos se eliminará el mal, quedará sólo, como al principio, el bien.
  • “Otro de sus argumentos que invalidan la Biblia es que la interpretación de esta cambia dependiendo la época pues el lenguaje y las definiciones cambian”. No la invalida. Es, sencillamente, una muestra de falta de cultura bíblica. La biblia es un libro para ser leído con fe dentro de la Iglesia. Por eso, la misma biblia contiene su propio criterio de interpretación, que es múltiple: el primado de Pedro -es decir, la figura del Papa- (Mateo 16), la labor del Concilio -según nos lo relatan los Hechos de los Apóstoles capítulo 15-, el papel de la tradición oral. Es decir, dentro de la misma biblia aparece su criterio vinculante de interpretación, que es el Magisterio. Precisamente gracias al Magisterio -la autoridad del Papa, los concilios y los obispos en comunión entre sí y con el Papa-, la Biblia que, como todo texto está abierta a infinitud de interpretaciones, tiene una interpretación auténtica en cada época histórica. Normalmente esa interpretación va en la línea de señalar más lo que no va con el espíritu de la Biblia, que a señalar un significado preciso y vinculante. Así yo, con la Biblia en la mano, podría justificar la mano dura de los judíos con los palestinos en la actualidad. Pero el Magisterio me dirá que esa interpretación es abusiva y va en contra del sentido de la Biblia que se caracteriza por unir dos elementos: la continuidad del Antiguo y el Nuevo Testamentos, y la centralidad de Jesús: toda la Biblia me habla de Cristo; debo leer cualquier pedazo de la Biblia a la luz de Jesucristo.
  • “El que no cree en Dios ante cualquier ídolo se hinca”. ¿Y qué prueba tiene tu amigo de la reencarnación? ¿Qué sentido tiene estar purgando una pena de la que ni siquiera eres consciente? ¿Cómo se puede sostener la libertad si nos reencarnamos según hayan sido nuestras obras y, por lo tanto, nuestra vida está predeterminada desde un principio? Es mucho más absurdo creer en la reencarnación que en la resurrección.
  • ¿Por qué Longinos es venerado como santo si lo único que hizo fue crucificar a Cristo, dónde está el mérito? No se le reconoció como santo por crucificar a Jesús, sino por confesar la divinidad de Jesús justo cuando Él murió, y por la conversión que, según la tradición, se verificó en su vida después de la crucifixión.
Longinos en la Basílica de san Pedro
  1. ¿La Iglesia se inventa santos en base a una acción o una pequeña participación en la Biblia, exceptuando La Virgen, José, los apóstoles, Magdalena, el ladrón arrepentido, etc.? ¿Hay más personajes dentro de la Biblia que solo tienen una acción y se consideran santos? La respuesta es muy simple: no. La Iglesia no se inventa santos, pero se basa en tradiciones muy antiguas para reconocer a algunos de ellos, en concreto, a todos los santos que son personajes bíblicos. Pero no todos los personajes bíblicos son reconocidos como santos.
  2. ¿Cómo comprobar y hablar de él [satanás, diablo, demonio] como un ser que, efectivamente, está comprometido en que caigas y que no se justifique que Satanás y los demonios son sólo un invento para el portarse bien? Pues porque esa es la interpretación que le dio Jesús a la palabra diablo, satanás, acusador, demonio o como le quieras llamar (belcebú, etc.). Ciertamente, en el Antiguo Testamento no estaba del todo clara la doctrina sobre el diablo. Pero, a partir del Nuevo Testamento, comenzando por los evangelios, está más que clara e inconfundible. Es un caso más de la progresiva evolución de la revelación que se va dando en la biblia. No es el único caso, por ejemplo, la inmortalidad del alma o la creación de Dios a partir de la nada, son verdades cronológicamente reveladas muy cercanas a Jesucristo, que no eran creídas por los judíos más antiguos, por ejemplo, los de la época de la redacción de los salmos.
Baphomet
  1. El término “amor” tiene un abanico semántico muy amplio, que va desde Dios hasta el coito. Es un término que usamos, en consecuencia, con gran polivalencia semántica dependiendo del contexto en que me mueva, de modo que puedo afirmar tanto: “Dios es amor” (así lo define san Juan en su Primera Carta), como “voy a hacer el amor con mi novia en un motel”. Los dos son usos legítimos de la palabra “amor”, cada uno cobra sentido en su contexto. Negar esta realidad nos llevaría a vivir como las plantas, sin hablar ni utilizar conceptos. Por eso la teología afirma que cualquier cosa que afirmemos de Dios es mayor la desemejanza que la semejanza con Dios. Es decir, la teología es consciente de la limitación de nuestro lenguaje, nuestros conceptos, nuestros pensamientos para hablar de Dios, pero, al mismo tiempo, sostiene que, con sus limitaciones, es legítimo que hablemos de Él desde el momento en que Él se ha revelado y dado a conocer a lo largo de la historia de la salvación y culminando con Jesucristo.
  2. ¿Alguien que no conozca lo qué es pecar o la doctrina cristiana católica y apostólica -en todo su esplendor-, y que no recibió ninguna dirección moral o ética, al momento de cometer una ofensa, puede tener dolor o sentir remordimiento respecto al mal hecho? Sí, porque las cosas malas no son malas porque sean pecado, sino que son pecado porque son malas. Eso quiere decir que, por ley natural, utilizando su propia razón, pueden llegar a la conclusión de que su comportamiento es erróneo. En este sentido la fe se tiene o no se tiene, pero el sentido moral es común a todos los hombres normalmente constituidos -no los dementes ni retrasados mentales-, gracias a la común naturaleza humana. De esta forma, no necesito fe para sentirme mal por matar, robar o defraudar a mi madre.
  3. ¿Una persona que no conozca absolutamente nada del juego de la Ouija puede ser invadida por un ser maligno a pesar de no conocer nada de ello? La respuesta es sí. No hace falta intencionalidad para ser poseído por el demonio. Basta abrirle los canales o caminos, darle permiso de que entre, para que nos posea. Por eso hay muchas personas posesas que no practican la fe. En caso contrario, solo los católicos practicantes podrían ser poseídos y, claramente, no es así

P. Mario Arroyo

29-II-2024